Somos en muchos casos opiniones que se basan en la subjetividad, por simpatía o por querer jactarse de tener la razón. El fútbol es una profesión que nos pone a todos en el escenario público, sobre todo a los entrenadores, es ahí donde encontramos también a personas que opinan por opinar, sin conocimiento de causa y con la imperiosa necesidad de simplemente añadir ruido; al final eso es lo que tiene destrozado al fútbol en nuestro país.
No se analizan los contextos, se interpreta todo menos el juego, es ese momento donde nos olvidamos de lo esencial: este deporte y sus procesos futbolísticos.
Tomaré dos casos puntuales para exponer mi idea. La salida de Diego Vázquez del Motagua fue impactante dentro de su colectivo, muchos a favor y otros esperaban otro desenlace. La percepción general es que llegar a una final es relativamente fácil, que además siempre hay que triunfar y apelar a la grandeza de la institución.
La verdad que debemos anteponer siempre la razón a los juicios propios para no confundir a los espectadores, hay que saber del juego y prepararse para explicarlo. Motagua llegó a varias finales en la región porque cada uno de sus intérpretes comprendía el modelo de juego; el cuerpo técnico y el entrenador lo transmitieron de gran forma.
Las finales son situaciones atípicas para el futbolista, no son partidos regulares, la presión por ganar aumenta y en consecuencia las decisiones están más condicionadas. Habría que comunicar más fútbol y menos del ruido que trae.
He pasado una parte de mi vida leyendo al maestro Dante Panzeri, escritor y pensador del juego allá en la década de los setentas. Él sostenía que el periodismo debe ser un ente educativo, que el periodista deportivo debe transmitir cosas que no se pueden detectar con facilidad, escribía sobre futbolistas y sus relaciones en el campo; aborrecía la contaminación. Nos están faltando más Dante Panzeri. Rescato en esta generación al hondureño Alias Papeto, joven comunicador del juego, que muestra un interés real por el fútbol y que propone dudas para que conozcamos el camino.
Tal vez con esas ganas de saber, podríamos comprender que implementar un juego posicional en un colectivo que ha hecho juego directo por cuatro años es muy complejo, mucho más cuando no hubo una introducción previa a ese modelo.
Leo mucho que Pablo Lavallén no es el indicado para llevar al Olimpia al pentacampeonato, pero poco se comunica de sus intenciones cuando su equipo dispone del balón y en el momento de recuperación. Poco se sabe de las posiciones en las cuales está innovando, pero el problema reside principalmente en la falta de cultura por el juego y por la inmediatez que no nos permite pasar por procesos futbolísticos.
Desde este espacio aliento a las nuevas generaciones de comunicadores del juego que lean bastante a Dante Panzeri, que busquen ir a entrenamientos donde les den la oportunidad de aprender y escriban mucho...
Será hasta otro lunes que nos leamos.
@gasparvc_
