Estuviste un tiempo en el fútbol argentino. ¿Qué te pasó al final?
La mentalidad era estar, estaba bien, una vez que logré rubricar el contrato, como normalmente se dice, una firma te cambia la vida, antes de todo estaba a prueba, una situación muy difícil, muy complicada; te diré que cuando llegué a Argentina perdí la maleta, sabe lo que es llegar a un equipo de fútbol en el extranjero a prueba y que tu maleta se extravíe en el camino, arribé sin implementos deportivos.
¿Qué le pasó a tu maleta?
Una larga historia, viajé solo, luego perdí mi vuelo, me dormí en el aeropuerto de La Paz, Bolivia, había llegado por la noche, iba cansado, tenía que tomar el avión que me llevaría a Chile, llegué muy de noche y dormí un rato, me pasé, cuando me desperté me volví loco, me asusté, había perdido el vuelo. ¿Sabe lo que es eso para alguien que va a buscar una oportunidad al extranjero?
¿Cuánto tiempo estuviste en el aeropuerto?
Llegué a las diez de la noche y el vuelo salía para Chile a las seis de la mañana, recuerdo que esa noche me dieron una sábana para evitar el frío en el aeropuerto. Me levanté a las ocho de la mañana, dormí como un oso en invierno, ja, ja, ja. Había perdido mi vuelo, ese día lloré, creí que no tendría otra oportunidad, una muchacha me vio llorar, no sé si se asustó por verme así y me preguntó qué me pasaba, le expliqué lo sucedido.
¡Hey! Tan cansado estabas que te dormiste en el aeropuerto, ¿no te dio sueño en pleno vuelo para La Paz, Bolivia?
Llegué con sueño por las horas de diferencia, además había tenido un viaje muy duro, de Honduras a Panamá, luego a la Paz; me dormí, a muchos les pasa lo mismo, el sueño te traiciona, tuve un poco de suerte porque al mediodía salía otro vuelo y no iba lleno, así que la joven que me vio llorando me resolvió el problema, llegué con casi 15 horas de atraso a Argentina, cuando busqué mis maletas no habían llegado en el avión.
¿Cómo fue posible que tus maletas se hayan perdido?, ¿qué ondas con tus implementos?, ¿sabes que los jugadores cuando van a prueba no tienen derecho a nada?
Todos los días iba una persona a ver si mi maleta ya estaba en la empresa, llegó como a los 15 días o tres semanas después; arribé al club, no tenía dinero para ir a comprar un par de tacos, yo calzo diez y medio y me dieron un número catorce, tenía que ponérmelos, no había de otra, imagínate entrenar con un par de zapatos demasiado grandes y pesados, eran de los tacos que les dan a los jugadores de las reservas, el sueño de crecer no me hizo pararle bola a lo que estaba viviendo.
¿Cómo fue el trato que te dieron cuando estabas a prueba? Aquí cuando viene un extranjero a prueba es el rey, hasta tira los penales.
En un momento sentí un poco de odio, porque por acá en el país, cuando vienen los jugadores extranjeros vienen firmados, luego se dan cuenta de la equivocación, han pasado seis meses o los despachan a casa, pero tienes que pagarles todo el contrato. Primero tenían que verme, querían estar seguro de lo que contrataban, pasé mucho tiempo a prueba, demasiado.
¿Sentiste que había un cierto grado de irrespeto hacia vos?
Dentro de lo que cabe sí, te diré que había ocasiones que no entrenaba, el técnico tenía su gente y debía verlos a ellos, llegó un momento que me presentaba a los entrenamientos y no pasaba nada, tenía que dar unas vueltas alrededor de la cancha. Como cualquier persona.
¿Te frustraste en su momento?
Claro, llegué a sentir que lo mejor era que me regresara al país, además, aquí estaba bien en lo futbolístico y allá no existía, era un poco frustrante, contrataron a un colombiano de nombre Jairo Castillo (el Tigre) y él miraba lo que me pasaba, tenía que entrenar aparte del grupo, él le dijo al entrenador que si no me iban a contratar que me dejaran ir, ya que perdía el tiempo, luego las cosas cambiaron.
No se sabe mucho en el país que vos jugaste en el Godoy Cruz de Argentina, ¿al final lograste fichar?
Claro, yo firmé un contrato de primera división, mi vida cambió, no puedo mentirte, luego me trataron como jugador del equipo, me dieron todo, los tres tiempos de comida y tenía un salario.
Wilmer Crisanto pasó un momento bastante ameno con el periodista de DIEZ Limber Pérez.
Había veces que no comía los tres tiempos, no era parte del equipo y mucho menos ganaba un salario, no desayunaba, tampoco tenía nada en la habitación del hotel en donde estaba viviendo, al mediodía me llegaba a traer una persona para llevarme a comer, tenía que quedarme con él para cenar, cuando regresaba por la noche al hotel y si me pegaba un poco de hambre comía bolas de aire, fue un momento difícil en todos los aspectos, vivía en un hotel en donde pasaba de todo a cualquier hora, no podía dormir, no eran las condiciones para un futbolista. Hasta que firmé mi contrato todo cambió.
Qué te pasó, llegaste a una liga de alta competencia, firmas tu contrato y luego no pasó nada, no lograste ni debutar, ¿te dormiste?
La verdad que no, te diré que todo cambió, era parte del club, lo que pasa es que no daba para jugar, en ese tiempo era muy joven, al final eso afecta, me esforzaba en los entrenamientos y no me alcanzaba para salir en la lista final, cuando convocaba el entrenador, yo quedaba fuera y tenía que jugar de preliminar; no me dormí, no me volvió a pasar lo que viví en el aeropuerto de La Paz.
Crisanto, los argentinos son muy duros con los negros, racistas, ¿fueron especiales con vos? ¡Hey! Eres más negro que yo.
Sí, claro, por ratos son especiales, lo percibía de mis compañeros, parecía que yo les estaba robando algo, a veces sentía un poco de desprecio, pero también hay muchas personas que admiran a los negros como yo, más que todo las mujeres, entre más rubias son ellas más admiran al negro y sentí que a ellos eso les frustraba, no simpatizaban ver a un paraguayo o a un colombiano gozando de una de sus tantas mujeres bellas, les molesta, todo eso fue algo difícil; llegaba a casa y me encerraba en mi apartamento, no tenía a nadie, por lo tanto debía de guardarme las cosas que había vivido, no las compartía, mi mamá llamaba, pero no podía decirle lo que en verdad estaba viviendo.
¿Cómo fue eso que casi te linchan en Argentina? Contame.
Iba a hacer una llamada para Honduras, quería saludar a mi mamá, me fui caminando a un ciber, no tenía mucho dinero para tomar transporte, a todo eso conocía la ruta, todo el trayecto era derecho, lo que pasó fue que se me olvidó ver los rótulos en la calle y entré a una zona que decía que pertenecía al Independiente, siempre que pasaba por ahí lo hacía en bus, ese día me tocó ir a pie, una vez que entré a esa área, alguien me reconoció y gritó: ‘Ahí está el negro del Tomba’, así le llaman al Godoy Cruz, ‘matémoslo, matémoslo’, cuando escuché eso corrí y cuando más corría más salían detrás de mí, eran varios tipos.
¿Traían algo en la mano, con qué crees que te iban a matar?
Traían piedras y miraba que se agachaban a recoger cualquier cosa en el camino, no estaban bromeando, además, la afición en Argentina no juega. Si no corro y me agarran, me hubieran linchado, tuve que correr rápido, como en los viejos tiempos, luego entré a una zona y ellos se pararon, me gritaban de todo, al día siguiente les conté a mis compañeros y al técnico del equipo y me dijeron que siempre me fijara por dónde caminaba para no entrar en zonas de la afición rival.
¿Crees que los aficionados del Independiente solo te querían asustar o iban en serio?
Nadie corre detrás de alguien con palo, cuchillo y piedras para asustarlo, capaz si me agarran me hubieran matado, eso no bromean, me matan, eso me dijeron mis compañeros, había una rivalidad, además, el Independiente estaba en la segunda división y tenía celos hacia mi equipo, en su momento era el clásico de la B. Independiente, Godoy Cruz.
¿Cuál fue tu accionar, corriste de una manera confiada o aceleraste la moto?
Ja, ja, ja. Aceleré, no podía relajarme, si me agarran me matan, arranqué en quinta, sabes lo que es escuchar matemos al negro del Tomba. Ese día no hablé con la familia, cuando paré, sentía que el corazón se me salía del cuerpo.