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Era en la parte final de los minutos abiertos a la presencia de los medios de comunicación en el último entrenamiento con el que el Real Madrid preparó el duelo de Liga de Campeones ante el Viktoria Plzen, pero a Sergio Ramos no le importó ser grabado y no se controló.
En un juego que provocaba el buen ambiente en la plantilla, con risas y piques al tener que marcar en dos porterías con una puntuación tras pasarse el balón con las manos, Reguilón se lanzó para intentar robar un pase y golpeó sin querer el rostro de Ramos que no lo tomó bien.
El capitán madridista pegó un balonazo con mucha potencia al canterano que desde este curso forma parte de la primera plantilla con el que el cuerpo técnico dio por terminado el ejercicio.
Segundos más tarde, sin que Reguilón se dirigiese a él, cogió otro balón que Ramos volvió a impactar en su compañero provocando que Keylor Navas y Luka Modric se acercasen a calmarle con unas risas finales.