Sin imaginarlo, en la Ciudad del Adelantado le esperaba el amor a esta australiana de 24 años. En octubre del año pasado, en “La Hamaca Hostal”, Madelaine conoció al hondureño Bryan Sagastume. El catracho trabaja en el lugar y la chica se aventuró como voluntaria.
Compartiendo en ese sitio comenzaron a platicar. El amor rondaba. Desde entonces ella ha regresado dos veces a Honduras. Ahora ya tienen dos meses de relación. Cosas de la vida, pero el fútbol los coloca frente a frente. El repechaje dejará a uno de los dos países sin Mundial.
“Pues cuando nos enteramos empezamos, no a pelear, pero sí a decir sobre qué equipo ha ido a más mundiales. Obviamente yo le voy a Honduras y ella le va a su país”, nos dice Bryan, quien nos contó que irán al Olímpico el próximo 10 de noviembre.
De hecho, los novios ya han presenciado juntos partidos de la Bicolor. Madelaine nos dijo que le gusta mucho la efervescencia con la que nuestros compatriotas viven el fútbol: “Las personas aquí son muy apasionadas, al igual que en Australia”, sostiene.
Madelaine encontró el amor em Honduras...
Desde Australia se ha mencionado mucho a Honduras como un país muy peligroso. Y hay cosas que no se pueden rebatir, pero se ha sobredimensionado el tema en la tierra de los canguros. Madelaine tiene una opinión diferente.
“Me gusta mucho, pero hace bastante calor y todavía no estoy acostumbrada a eso”, asegura.
Como buena visitante ha realizado turismo en Copán Ruinas e Islas de la Bahía, pero también, y aquí viene la sorpresa, ¡se ha metido en la colonia Rivera Hernández y Ciudad Planeta! Estos dos populosos sectores no necesitan presentación, son puntos rojos de San Pedro Sula, pero ahí anduvo la australiana.
Además, visitó el presidio sampedrano cuando este todavía estaba funcionando. Hasta habló con un pandillero rehabilitado. Pretendía contar su caso. El interés de Madelaine es relatar las historias de gente que vive en esos suburbios. Estudia cine y comunicación. “Quiero hacer historias de la gente aquí”, nos dice.
Habla bien de San Pedro Sula, piensa que no es como ha sido pintada: “Conozco esta ciudad más o menos y no es tan peligrosa. Creo que a la gente le gusta leer más cosas malas que buenas”, manifestó.
La pareja nos cuenta que utilizan el transporte público y caminan por el centro y los mercados de la ciudad. “A veces voy al centro sola y no pasa nada, la gente es muy amable. Yo no me siento incómoda”, relata Madelaine.
En un inicio su familia le recomendaba que tuviera cuidado, pero después de tres viajes a suelo catracho han bajado la guardia. En estas tierras ha encontrado el amor y es, en estas tierras donde el bendito fútbol la pone en una carrera mundialista que no buscó y tal vez no quería.