Lo que muchos pensaban podía considerarse una leyenda o un cuento de camino real se convirtió en una enorme e histórica victoria en el mismísimo DF. El 6 de septiembre quedará grabado en la memoria de todo Honduras y también de México.
Le ganamos 2-1 al 'poderoso' de Concacaf con goles de Jerry Bentgson y Carlo Costly. Pudo ser 3-1 si Jerry no los perdona y así el drama del “Chepo” de la Torre a minutos del final, fue un final insospechado, viéndolo cruzar el terreno de juego, cabizbajo y reprimido… ante un concierto de silbidos jamás imaginado.
Honduras se alzó con la victoria cuando nadie le apostaba ni le daba la mínima posibilidad de hacer semejante partido. 2-1 con nombres escritos a base de goles en trazos de oro, C-o-s-t-l-y y B-e-n-g-t-s-o-n. Deletreados porque fueron los artífices de una gesta soñada por largo tiempo y solo conseguida cuando nadie se lo imaginaba.
EL SUSTO TEMPRANERO
Apenas a los 4 minutos un descuido de Muma Bernárdez y la extrema lentitud de Emilio Izaguirre en el cierre, en contra de la velocidad de Giovani dos Santos y el cierre puntual de Oribe Peralta, dejó el marcador cuesta arriba. Rápido 1-0 y la esperanza de suma en el Azteca se empezaba a diluir de manera tan simple…
Y luego México ahogó a Honduras en su campo. Se apoderó de la pelota, del territorio de una manera casi señorial y Honduras se miró durante mucho tiempo, torpe, endeble, frágil, sin ideal de fútbol y con enormes distancias entre líneas. Eso siempre provocó la imposibilidad de hacer dos pases seguidos, de mostrar siquiera un concepto primario de fútbol. Nos mirábamos empíricos.
Ese tempranero gol le dio a México una tranquilidad pasmosa, le permitió ganarse la confianza de su público y así no tuvo los mínimos problemas para hacer ver chiquito a un plantel de blanco jugando muy atolondrado y sin dar muestras de conocimientos o principios elementales para hacer frente a una eliminatoria mundialista. El Tri sacó su mejor versión. No había hecho gol en toda la eliminatoria en el Azteca y se lo hizo a Honduras en apenas cuatro minutos.
Fue tal la superioridad mexicana que solo hizo un disparo a marco y fue gol. Honduras solo efectuó uo mediante tiro libre. La ventaja mexicana en la primera parte fue justa, merecida y casi definitoria, porque al menos en ese periodo, no se miraba cómo se le podía hacer gol al rival.
LA MEJOR CARA DE HONDURAS
Un sólo cambio, con el ingreso de Jerry Bengtson en lugar de Andy Najar, le dio a Honduras un poquito de mayor movilidad y control de pelota en el mediocampo. Y entonces a partir de ese momento, Jesús Corona entró en acción en el partido, tras varios centros e intentos hondureños, tibios, pero intentos.
La locura para todo el país llegó a los 62 minutos. Primero fue un bombazo de Costly que Corona soltó y al que Bentgson llegó tan puntual como un relojito suizo.
El Azteca no lo podía creer. 1-1 recién reiniciado el compromiso y con un equipo mexicano irreconocible, Honduras tuvo arrojo para empatar y luego para conseguir la voltereta.
EL GOLAZO DE COSTLY
Solo pasaron dos minutos y el “Cocherito” con una corrida estilo “correcaminos” ante un Diego Reyes lentísimo, puso bomba baja y cruzada para que Corona otra vez sufriera el pundonor de un equipo que cambió su cara en apenas 45 minutos. 1-2 y el Tri se moría en su coloso.
Nadie lo podía creer. Un cambio de actitud tan colosal, tan drástico, tan notorio que a falta de 7 minutos para el final, Honduras estaba botado el mito y el estadio lleno gritaba ole contra su equipo… y Honduras tocaba, tocaba y tocaba. Hasta Bentgson se dio el lujo de fallar solito frente al marco tras una serie de toques que hicieron ver mal a un cuadro mexicano.
Todavía hoy pido a alguien que resguñe mis brazos para entender que no es un sueño. Le ganamos a México 2-1 y las cosas se han puesto buenas. Estamos camino del Mundial. Seguimos en la pelea y hay que ratificarlo el martes contra Panamá.
