En su primer interrogatorio, Hawit se opuso a este recurso, por lo que el ministerio de Justicia de la Confederación Helvética tuvo que solicitar a Washington que presentara una solicitud formal de extradición.
No obstante, ayer, Hawit declaró estar de acuerdo con su extradición a Estados Unidos, por lo que el ministerio de Justicia pudo autorizar de inmediato su viaje por medio de un procedimiento simplificado.
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Según la normativa suiza, el dirigente será entregado en el plazo de 10 días (hasta el 16 de enero), aunque el día exacto no se revelará por razones de seguridad.
Según el protocolo de las autoridades suizas, Hawit será escoltado por oficiales de Estados Unidos que lo trasladarán de Zúrich a Nueva York, donde será encarcelado hasta que se desarrolle la primera audiencia.
Hawit será enviado al Centro de Detención Metropolitana de Brooklin, Nueva York donde han llegado todos los detenidos que tienen un juicio pendiente de desarrollarse por el caso Fifagate.
El departamento de justicia de EUA, acusa a Alfredo Hawit de recibir sobornos por la venta de derechos de televisión y obstrucción de la justicia de ese país cuando se le investigó.
Al presidente de Fenafuth y Concacaf, igual se le investiga por fraude electrónico y lavado de dinero. De acuerdo con las leyes estadounidenses, cada uno de estos delitos, tiene una pena máxima de 20 años de prisión.
LOS MILLONES LOS SALVARON
Los primeros dirigentes que fueron extraditados, se salvaron de ir a la cárcel pagando millonarias cantidades de dólares en fianzas.
Uno de ellos fue el expresidente de la Federación de Honduras, Rafael Callejas, quien canceló 800 mil dólares, pero le fue colocado un grillete electrónico con el que le vigilan los movimientos hasta volver a juicio.
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Otro que sacó la chequera fue el exdirigente de la Conmebol, José María Marín, acusado de recibir $3 millones en sobornos para adjudicar a la empresa Datisa los derechos de transmisión televisivos de varias Copa América que organiza la Conmebol.
A este último, inclusive, se le permitió permanecer bajo las jurisdicciones de las fiscalías federales del sur y del este en Nueva York, y la del sur en Florida, con sede en Miami.
Por su parte, Jeffrey Webb, el exjerarca de la Concacaf, pagó $10 millones. Fue el primero en acogerse a esa medida para evitar el juicio en la cárcel.