La Selección

Honduras se queda sin bronce, pero se despide de Río con la frente en alto

Pusimos contra las cuerdas a Nigeria que nos ganó 3-2 en los Juegos Olímpicos.

2016-08-20

Resulta casi imposible encontrar palabras que describan este dolor, este pesar, este lamento en unos juegos que mientras duró, fue lindo. A muchos se les cae las lágrimas. Otra vez se perdió. Otra vez se dejó pasar una oportunidad increíble de gritar esta vez por una medalla que hubiese sido histórica.

Y esta vez estuvimos tan cerca del bronce que se nos fue de las manos de la forma más cruel posible. Nigeria nos despachó con las manos vacías al ganarnos 3-2. Adiós al bronce en estos históricos Juegos Olímpicos de Río 2016.

REPASA EL MINUTO A MINUTO DEL PARTIDO

Un adiós imposible de entender, porque pusimos contras las cuerdas a los nigerianos. Lástima esa reacción tardía. Lástima que sobre ese tramo final llegaron dos goles que por un momento nos devolvió las esperanzas.

El ingreso de Choco Lozano y Marcelo Pereira dio el alivio a un juego que pasó del ridículo a lo sublime. Lozano anotó el 1-3 con un cabezazo letal y Pereira el 2-3 con otro remate de cabeza que nos puso a soñar. Al final no nos ajustó, el tiempo nos pasó factura, pero eso sí, nos venimos con la frente en alto, despedidos entre aplausos y ovaciones.

Foto: Diez

EL JUEGO

Honduras mostró una evolución notable y se despide de estos Olímpicos con haber hecho unos juegos olímpicos inmejorables: avanzó dejando en el camino a Argentina, a cuartos ante Corea del Sur y en semifinales ante Brasil que nos humilló.

Tuvo méritos para ganarla, pero el fútbol es así de cruel, tuvo un público que lo alentó en cada partido, organizó un banderazo y pagó su derecho para sorprender. Pero otra vez se quedó con la palabra en la boca.

Los condimentos estaban sobre la mesa y sólo faltaba sacar el plato final. Otra vez nos quedamos con los cubiertos en la mano y sin disfrutar la comida. ¿Qué explicación se le busca a otra derrota que no debió ser o los fallos claves de Alberth Elis?

Pasó una que nos va a doler toda la vida. Una herida que sin dudas será imposible de borrar. Al menos el cierre fue decoroso. Cierre con dignidad.

Foto: Diez

CIERRE DRAMÁTICO

Había cierto temor por lo que había dejado el duelo ante Brasil. Suponíamos que el golpe era durísimo y que reacomodar las cosas supondría como escalar el Monte Everest. De algún modo, habrá que entenderlo así.

Porque ante Nigeria perfectamente nos pudimos ir al descanso con tres goles de ventaja, si Alberth Elis hubiese metido aquella pelota cuando encaró al arquero al minuto 4 y en lugar de dar el pase a Quioto sacó un tibio remate.

O aquella acción a los 32 minutos cuando de nuevo Elis llegó encarando el gol, pero volvió a fallar. Y qué decir del jugadón de tiro libre de Brayan Acosta antes del descanso, pero en lugar de dar el pase Romell Quioto decidió el remate de cabeza.

Nigeria también tenía juego, tocaban el balón y de vez en cuando nos arrinconaban. Rebasan la línea con perfección, porque Brayan García era una aduana por la izquierda y ponía en aprieto a sus compañeros.

Foto: Diez

Sadiq Umar y Obi Mikel fueron los mejores socios del juego peligroso. Obi tirando centros y el grandulón de Sadiq buscando algo por arriba. Y esa fue la tónica. Nos comenzaron a arrecirar duramente.

Por eso, a los 34 minutos esa presión constante y profunda de Nigeria surtió efecto, llegó el 1-0 de ellos, Sadiq Umar anotó tras un pase de John Obi Mikel tras enorme corrida por la derecha. Nadie llegó al cierre.

A partir de allí el bronce comenzaba a irse de nuestras manos y a matar las esperanzas de un equipo que había puesto bien en alto la ilusión.

Nos costó reponernos. Nos costó reaccionar. La pelota nos quemaba y lo mejor era irse al descanso y volver a luchar en el segundo tiempo. Pero en lugar de jugar por el bronce, jugamos a defendernos.

Y esa historia comenzó a herirnos tan grande con ese gol de Nigeria en el complemento. Era el 2-0 a los 49 minutos: Aminu Umar llegó a rematar tras aflojar la pelota en el área, nunca hubo fuera de juego y comenzamos a despedazarnos.

Choco Lozano ya estaba en el campo y desde allí la historia nos puso cerca del bronce. Pero la defensa nuestra era una autopista y el tercero fue cuestión de minutos. Sadiq Umar no nos perdonó: Umar entro al área, hizo un quiebre de lujo, llegó Acosta y Banegas y nadie le pudo sacar la pelota y de zurda fusiló a Buba.

Foto: Diez

ESPERAZAS EN VANO

Choco y Pereira nos pusieron los nervios de punta. A los 71 minutos, Lozano sacó un letal remate de cabeza y desde entonces volvíamos a la vida. Era un 1-3 esperanzador y lo fue con más fuerza cuando Pereira a los 86 sacó otro gol de cabeza.

Nigeria sufría, jugaban al borde del tiempo y comenzaban a tirarse al campo. Seguimos atacando, Choco tuvo otra clara al recibir un pase por la derecha, pero la defensa nigeriana se la jugó muy bien.

Y bueno, no nos ajustó. Cuesta entenderlo, pero cuando pierdes de esta forma y abrazado a una ilusión, vale la pena, porque se disfrutó. Si podemos hacer algo para consolar el dolor de ellos y los nuestros es recibirlos como héroes. ¡Gracias, muchachos! Esas lágrimas sobre el final en el campo lo dice todo.