El arranque que tuvo La Máquina fue solamente una ilusión porque a los 10 minutos se puso a ganar con un bonito gol de Claudio Cardozo. Dominó muy bien el arranque del partido, pero se cansaron y Motagua les encontró la parte débil que era su defensa y los puso de correr.
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Tres minutos más tarde llegó el empate. El partido estaba abierto y en un contragolpe letal apareció Carlos “El Chino” Discua quien con un toque de maestro vencía la salida del portero Buba López y comenzaba la danza de los azules en el Morazán.
La polémica se hizo presente en el estadio y el árbitro Nelson Salgado mostró sus novatadas en esta instancia. No sancionó un claro penal a favor del Motagua cuando corría el minuto 32 del primer tiempo. Juan Pablo Montes cortó el paso del balón con la mano en la cara del juez.
Ante los reclamos de los aficionados aurinegros y los jugadores, Salgado se hizo el que no miró. Pero rápidamente compensó al rival, esta vez no volvió a sancionar otra mano clara, esta de Wilfredo Barahona, de la misma forma de Juan Pablo Montes.
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Pero el colofón final de los azules no podía ser otro. Se habían fallado tantas acciones, dos primeras de Erick Andino, luego otra de Marco Tulio Vega que solitos frente al portero la tiraron afuera. Llegó un viejo conocido de la afición motagüense, Kevin López, así como lo hizo contra Motagua en el Apertura 2015 goleando al Olimpia, le dio la puñalada final a los sampedranos a los 87.
Ahora si el Real España quiere clasificar a la final debería ganar por dos goles de diferencia ya que un resultado distinto pone a los azules cerca del Bicampeonato y jugando bonito, demostrando que cuando un entrenador conoce una institución, los futbolistas se entienden de memoria en el campo.