El amor por el fútbol no conoce impedimentos, es una pasión que se lleva en el corazón, que se siente en cada centímetro de nuestra piel y ni siquiera las palabras podrían expresar con exactitud ese sentimiento, Pablo José Reyes Navas (37 años de edad), un aficionado no vidente, vive la pasión por la Selección Nacional de Honduras, a través de las voces de los fans, su hermano y las transmisiones radiales.
Ubicado en el sector de silla con su camisa azul y blanco, con su respectiva H en el pecho, una sonrisa genuina de oreja a oreja, disfrutaba de la antesala, en sus manos un par de tubos inflables; los cuales sonaron al momento de desfilar ambas selecciones al terreno de juego, a partir de aquel momento, ya con audífonos en mano se concentró en el objetivo de derrotar a los Soca Warriors.

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El jugador del Inter Miami cerró la goleada de la Bicolor ante Trinidad en el Nacional.
Las voces de Dagoberto “El tigre” Luján y Julio Núñez Moreira, se convirtieron en sus ojos, los encargados de describirle cada pase, falta, jugada de gol, los momentos de tensión, mientras sus familiares, le abrazaban en los momentos de apremio.
Y junto a él estaba Selvin Brown, árbitro hondureño gafete FIFA, que vivió con mucho sufrimiento el partido de la Bicolor en el Nacional. El tocapitos le brindaba hasta el mínimo detalle de lo que sucedía en la cancha.
A parte de los comentarios y narraciones de los famosos periodistas, sus familiares se encargaban de ponerle emoción al encuentro, las sonrisas abundan, la buena vibra es contagiosa.
Pablo José en su momento y durante 32 años miró el balón rodar en el verde césped, sin embargo, hace 4 años perdió la vista, pero lo que se mantiene intacto, es esa efervescente pasión por el fútbol, el cual continúa disfrutando al máximo, siempre con una cálida sonrisa.
